sábado, 21 de enero de 2017

Un dulce castigo



En otras palabras, no queda ninguna
caricia pendiente que extrañe tu piel.
Sorbiste simiente con ganas de miel
en tanto ya labras mi nombre en tu luna.

Caté tus temblores con dedos ansiosos
volando en el gusto que brinda tenerte
al darle a tu busto caricias, tan fuerte,
que saquen colores y besos valiosos.

La luz delicada que llega contigo
me brinda la pauta, la guía perfecta.
Mi lengua, ya cauta, con sabia selecta
te brinda llegada de dulce castigo.

Autor: Jorge de Córdoba
Dodecasílabos (2,5,8,11)

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