ni pueden contenerse en las agendas.
El amor, que se inflama como panes,
se muestra al reclamar que todo aprendas.
Los moldes que pretendan limitar
parpadeos, miradas y candores...
se engañan. La pasión ha de gritar
en la piel, en los ojos, y calores.
El suspiro delata lo que sientes
en momento oportuno o a deshora.
Ya muestras en tus pómulos calientes
las sensación perfecta y triunfadora.
Autor: Jorge de Córdoba
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