martes, 5 de abril de 2022

Privada en placer


La mano que se muestra más traviesa

descubre los senderos prohibidos

reptando por aquellos alaridos

que el fuego de tu centro me confiesa.

 

Tus piernas doblegadas al placer

Se curvan permitiendo la llegada

de lengua, de falange ya educada

al verse sumergida en ti, mujer.

 

Respiras con el fuego en tu torrente

abierto a mi lujuria desmedida.

Me pides que enrojezca la caída

y robe por momentos a tu mente.

 

Autor: Jorge de Córdoba

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