Me declaro culpable de traición...
si prometí jamás enamorarme
Qué los infiernos puedan ya quemarme
pues la vida no tiene solución.
Juré que no vería las pasiones
de tu alma; tu perfume tus maneras.
Juré olvidar mi mano en tus caderas;
tu aliento, tus fogosas abrasiones.
Me perdí, me perdí por tu sonrisa
y ya borracho en mieles perfumadas
sucumbí en tus columnas separadas
bebiendo de tus mares, de tu brisa.
Autor: Jorge de Córdoba
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