Escucho tus alientos en su flama
por toda superficie ya prendida.
Me permito lanzarnos en caída
transformando en la Musa a una dama.
Pretendo que me entregues cada poro
y que expandas los límites que tienes.
Encontrarás el cielo en tanto vienes
al mandar al olvido aquel decoro.
Exploramos de forma un tanto cauta
y tus músculos vibran de contento.
Combinamos lo dulce con lo lento;
lo raudo en la demencia ya sin pauta.
Autor: Jorge de Córdoba
Saltar al vacío pero sin soltarnos...
ResponderEliminar