Optamos encender las sensaciones
incrustando latidos en quimeras.
Incendiando tu cuerpo de abrasiones
se vertieron caricias, las primeras.
Descubrimos la Caja de Pandora
con sus mil vericuetos en problemas...
y de forma convulsa o estertora
creamos un placer en los fonemas.
Es cierto, que robé de la virtud
el dulce que vertiste por la noche.
Descubriste, con toda pulcritud,
que es posible entregarse en un derroche.
Autor: Jorge de Córdoba
Todo gracias a ti.
ResponderEliminarAfortunado de mi.
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