Si eres Caperucita colorada
y si soy un licántropo converso...
Me robaré tu piel azucarada
hermanando lo burdo con lo terso.
Comprendo que te gusta la cadencia;
lo sutil de los valses y sus giros.
Comprendo que te incita la advertencia
de monjas y sus santos en papiros.
Tú sabes que a mi lado ya se prende
la sal que de tu fruta se destila.
No me importa si el fuego les ofende
contigo la aventura no es tranquila.
Autor: Jorge de Córdoba
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ResponderEliminarPrefiero quemarme es ese infierno que morir sin sentir ese calor...
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