Y de pronto, la Musa me despierta
quemando mis entrañas sin reparo...
desatando tormenta y siendo faro
al mostrar que su puerta sigue abierta.
Espolea mi fuego a la conquista
empeñada en que queme los blasones.
Rompimos mis cadenas y eslabones
en una vida rauda, siempre lista.
Me curó con la sal de su candor
los fríos imbatibles y cansinos.
Probamos de su entraña, nuevos vinos
rociando con mis ganas en su flor.
Autor: Jorge de Córdoba
Si tu musa despierta tu pasión y en la musa se despierta por igual, una fiesta en los infiernos sé que habrá...
ResponderEliminarEchacatamente. "Así debe de ser"
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