Pretendo emborracharme hasta el delirio
en olas de tus mares y temblores.
Romperemos la cumbre del martirio
uniendo nuestros jugos y sudores.
Disfruto respirar de tus secretos,
degustando el anís incandescente
vertidos en suspiros tan coquetos
que prenden los sentidos y la mente.
Las columnas caídas con descuido
son testigos que tiemblas con mi fuego
No me importa la noche y nuestro ruido
ni dejamos pasiones para luego.
Tus pétalos mojados sin mesura
invitan a que bese los confines...
así, que sujetando tu cintura
convertimos mi diablo en querubines.
Autor: Jorge de Córdoba
Sin duda alguna tentadora oferta.
ResponderEliminarUn ángel, un demonio y viceversa.
Ese erotismo en tus letras es perfecto, armonioso, real. Es un gusto leerte.
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