Se confirma la duda y desvarío
de este tartamudeo enamorado.
No me importó que fuese gran pecado
desterramos, a besos, nuestro frío.
Descubrí que tu cuello es más sensible
a los labios turgentes y guerreros.
Recibiste placeres, los primeros,
de una forma candente e irascible.
A besos abatimos esas puertas
impuestas por los hábitos y muros.
Gozaste mis instintos más impuros
recibiendo mis aguas en tus huertas.
Autor: Jorge de Córdoba
Erótico y y bello, querido poeta.
ResponderEliminarTe mueves con gran maestría entre metáforas.
Me encanta!!❤️❤️
Me alegras la jornada, mi buena Mati. Celebro te haya gustado.
Eliminar¿Qué mejor manera de escribir para todos los ojos, que grabar en el aire lo que el alma entiende?
Un abrazote.
Un abrazo grande para tí.
ResponderEliminarGracias. Saludos.
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