Una mujer taimada de beldades
que se sabe pasión de las pasiones
aprovecha las gratas ocasiones
de encender el instinto en mocedades.
Camina desprovista del ropaje
respetable de todas las mañanas.
Le gusta provocarme las campanas
y regalar el fuego en su potaje.
La sonrisa que muestra su valía
me provoca suspiros y tremores.
Su brillo se acrecienta en los humores
que conquistan y alargan nuestro día.
Autor: Jorge de Córdoba
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