A donde vaya encuentro los motivos
para pensar en tantos atributos
que cubres con tus hábitos y lutos
que, sin embargo, encienden a los vivos.
Después de varios lustros apareces
tan bella como siempre, sonrojada.
Mi sangre, que circula apresurada,
se prende como aquellas tantas veces.
En ropa de civil te ves preciosa...
Lo sabes, pues te gusta el resultado
de verme confundido y atontado
al buscar te transforme en una diosa.
Autor: Jorge de Córdoba
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