Quisiste que mi fuete dibujase
en tu cuerpo la brama de lo extremo.
Hundimos en tu mar, falange y remo
trazando con cuidado cada fase.
Tu aliento describió con su bramido
lo intenso y lo frecuente del impacto.
Mostraste tu deseo por el tacto
del cuero, su candor y su sonido.
Ofrendaste la piel de tu manzana
al abrirla con lujo de detalle.
Suplicas que mi fuego nunca calle
y describa la copla más insana
estampando mi mano con bravura
al inspirar temblores de hedonismo.
Caímos en el cielo del abismo
en busca del pecado que te cura.
Autor: Jorge de Córdoba
Bello, como siempre, exquisito en tu erotismo
ResponderEliminarCada día disfruto más de tu hedonismo. Me encantas Jorge.
ResponderEliminarPor lo visto ya somos varias las lujuriosas, pero nadie como yo!!!!!
ResponderEliminarCelebro les haya gustado.
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