Te ruego no me mires de esa forma
que pierdo la cabeza y el recato.
Te pido que retires tus aromas,
mi “santo” nunca reza y yo me lanzo.
Si caminas moviendo la cadera
es suficiente para enloquecerme.
Enciendes todo el pábilo en mi vela
y sabes que mi brama solo crece.
Bien sabes que provocas cada poro
y gustas libertar las feromonas
motivando el delirio en este loco
que quiere navegar por fin tus olas.
Autor: Jorge de Córdoba
Endecasílabos asonantes.
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