Un suspiro prendido de fricciones
incendia las esquinas de la cama.
El mundo te conoce como dama
cuando eres la fogata en mis canciones.
Me enloquece la furia desmedida
con la que tratas sales de mujer.
Disfruto tu morir y renacer
cuando tiemblas jugándote la vida.
Mis dientes rubricaron tus jadeos
al grabar con cuidado el estallido.
La ternura provoca un nuevo aullido
al causar tu temblor y contoneos.
Autor: Jorge de Córdoba
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