El sonido de mares y perfumes
se desliza despacio cuesta arriba
Suplicas que mi lengua te describa
los volcanes que siempre me presumes.
Te gusta presumirme tus escotes
provocando que tiemblen mis pecados.
Tu vestido cumplió con los recados
y mi brama se agita tras barrotes.
Te reclinas coqueta por la tabla
demostrando que abajo nada llevas.
Con tu fuego me matas pues elevas
la pasión de un pirata que nos habla.
Autor: Jorge de Córdoba
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