pirata de
tesoros reservados
a los dioses
antiguos y dorados
que anhelan
tu carmín, tu juventud.
Pretendo las
caricias indiscretas
y el fuego
que se escapa como sal...
Me lanzo en
cacerías sin final
buscando
conocerte en tus facetas.
Ni creas que
la ropa que acaricia
tu cuerpo
detendrá mis intenciones.
Ya verás si te
llegan las fricciones
por mi
aliento y mis manos con pericia.
Autor: Jorge
de Córdoba
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