entiendes que no
puedes ni dormir...
Pretendes
entregarte, por cumplir.
Recuerda que jamás
te obliga nada.
Si tu respiración
nos acelera
y el aliento
calienta nuestro cuarto...
comprendes que
encabezas el reparto
pues sientes el
candor en tu cadera.
¿Cómo sacudiremos
el ambiente
del horario con
sanas consecuencias?
¿Querrás cargar
con dulces penitencias
o enfriarte por si
ahora estás caliente?
Autor: Jorge de
Córdoba
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