tu vientre en
convulsiones sugerentes.
El sudor a tu cuerpo
siempre acude
motivando te colme
con mis dientes.
Te gusta que sujete
tus pezones
con incisivos lerdos
y afilados.
Me enciende el
observarte si te pones
rojiza, con sentidos
embotados.
No paro de sorber en
tu rocío
las gotas de salitre
tan convulso.
El fuego de tu
cuerpo en desvarío
desboca corazones y
mi pulso.
Autor: Jorge de
Córdoba
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