apostándose prendas en la grama
las pasiones desgranan nuestra flama
dejando los suspiros en un grito.
La carta de diamantes pide mano
y el rey de corazones solo observa
en tanto que la reina ya lo enerva
con sus poses de diosa, de villano.
Se apostaron la blusas y sostenes
al igual que camisas y corbatas.
Ya sabes que me prendes y me matas
que corras y después todo lo frenes.
Se quemaron las cartas y las fichas
al tiempo que mordiste los contornos
de tus labios. Quitamos los adornos;
juntamos el calor de nuestras dichas.
Autor: Jorge de Córdoba
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