En un grito espontáneo y certero
se prendieron deseos del instinto.
Verte excitada siempre es tan distinto...
es vivir penetrando tu joyero.
La miel que se desprende del panal
acaricia intenciones y lujurias.
Los días se resumen en centurias
y contigo no existe lo banal.
Lo dulce y lo gentil nos incineran
uniendo tus suspiros a mi aliento.
Respiro, acariciando con el viento
tus secretos que brillan y no esperan.
Autor: Jorge de Córdoba
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