Conocí eternidad en los instantes
que bebí de tus labios escarlata.
Segundos que tus sales más fragantes
me llevaron al Río de la Plata.
La noche transformada en dos segundos
se evapora en mis dedos invasores.
Visité la distancia de dos mundos
en latidos de dulces estertores.
Encontré los suspiros incendiarios
al besar el lugar del paraíso
Juntamos a las Musas y corsarios
en un arranque loco de improviso.
Autor: Jorge de Córdoba
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