Suspiras con sonidos delicados
prendidos en tus húmedas fogatas.
Mis instintos se sienten alocados
con ígneas señales tú me matas.
Quedamos en charlar alguna tarde
pero quieres susurros de mi aliento
que acaricien el fruto que nos arde
y suplica por lengua, sal y viento.
Respiras incendiarias convulsiones
al tiempo que acelero tus temblores,
pretendo que derrames tus lociones
y gustes de la sal en mis sabores.
Autor: Jorge de Córdoba
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