El tono de tus ojos ya delata
las ganas encendidas en tu vientre,
de forma que el perfume de la casa
es la locura viva, desde siempre.
Si te muerdes los labios con lujuria
me robas todo el aire que tenía.
El brillo delicado de la tulia
regala lo que fue, lo que sería.
Tus columnas abiertas sin recato
desatan mis instintos más salvajes
e invitan a que roce con mi mano
la dulzura en el jugo de tus sales.
Autor: Jorge de Córdoba
Serventesios endecasílabos asonantes.
Gracias!
ResponderEliminarBendita locura, la invitación no caduca, y sabes cómo llegar 😉
Gracias NLDM por leerlo y comentarlo.
EliminarSaludos.