Ya no me atrevería a provocar
esa sonrisa fresca y cadenciosa.
No puedo cortejarte siendo diosa
y mi pecho se siente reventar.
Con ese pantalón tan desgastado
y esa blusa indiscreta con volantes
el mundo se congela en dos instantes
ya me tienes demente y atontado.
Es posible que busques mi demencia
de las formas tajantes e inauditas.
Si sabes que me matas y me excitas
¿para qué me sometes a un desarme?
Autor: Jorge de Córdoba
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