Con la rodilla puesta sobre el suelo
y la añoranza escrita en la mirada
te enseño a emprender un dulce vuelo
descubriendo tu fruta ya mojada.
Mi barbilla te roba una sonrisa...
y tu jadeo dice cuanto quieres.
Corto del segundero toda prisa
y descubro el sabor que nunca vieres.
Suspiras en temblores recatados
moviendo con mi ritmo tu cadera
Tu sal que ya perfuma mis bocados
incita a encenderte la pradera.
Un sonido de fuego me convoca
a ser salvaje y dulce por igual.
Mi recurso es volverte un poco loca
hasta que no distingas dónde y cual.
Autor: Jorge de Córdoba
¿Solo un poco?
ResponderEliminarLo suficiente...
EliminarNunca será suficiente, de tí siempre quiero más.
EliminarPues nuestros cuates de FB se escandalizaron y después de someterme a la Chata Inquisición pues me pusieron mis orejas de burro por 30 días más.
Eliminar¿Y como crees que podré vivir sin leerte?
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