Pretendo derribar, con tu permiso,
las barreras erguidas torno tuyo.
Segada lentitud, que ya la excluyo,
pues desato a tu diosa e improviso.
Ya no busco perderme en cacerías
hoy lanzo mis falanges a tu centro.
Sentirás que te prendes desde adentro
al catar los aromas de jaurías.
El carmín de tu fruta, ya inflamada,
nos dice cuanto falta, cuanto quieres.
En la espalda, me marcas; muerdes; hieres…
entregando candela perfumada.
Autor: Jorge de Córdoba
Avivando los fuegos del infierno...el poeta más rijoso que conozco
ResponderEliminarA mucha honra.
EliminarSiempre hay fuego donde se sabe buscar.
Tú lo enciendes en donde quieres estar
EliminarTus versos destilan puro placer en esos fogosos encuentros.
EliminarHermoso ese sentir desatando TODO en la musa.. esplendido poema Jorge!!! Bonito jueves
ResponderEliminarGracias mil Eli.
EliminarValoro en mucho tu amable comentario. Un abrazo.